martes, 1 de diciembre de 2015

Carmona, contra el TTIP

     El pasado día 30 de Noviembre se ha aprobado en pleno una moción contra el Tratado de Comercio e Inversiones entre EEUU y la UE (TTIP), presentada por Participa junto con IU sin votos en contra. Ya son cerca de 3.300.000 personas las que se ha posicionado contra el TTIP y el CETA. Esta iniciativa ciudadana europea es la más apoyada de la historia, donde ya se han movilizado al menos  ciudades y municipios contra este acuerdo comercial.



    El TTIP es un acuerdo comercial entre la Unión Europea y Estados Unidos que pretende equiparar a la baja las regulaciones de empleo, medio ambiente,  sanitarias, de telecomunicaciones, etc. entre ambos bloques económicos. Determinará las relaciones geopolíticas y los aliados preferentes.

 
    En pocas palabras, es el nuevo caballo de Troya. La Comisión Europea, el Gobierno Estadounidense y los grandes lobbies están vendiéndonos el acuerdo como el antídoto definitivo contra la crisis, de forma opaca y de espaldas a la ciudadanía, que no podrá acceder al acuerdo hasta dentro de 30 años. 

 
    Sin embargo están ocultando una pérdida de derechos sin precedentes, arrebatándonos la soberanía, derechos, garantías, recursos y servicios públicos. Una rebaja aún mayor de derechos y más privatizaciones para la ciudadanía europea. Quieren eliminar las barreras al comercio para crear un gran mercado que beneficie a las grandes empresas transnacionales, que serán las que establezcan las normas que regulan los mercados. Pero estas barreras regulan y protegen nuestros derechos sociales y ambientales.

 
    El TTIP plantea que los tribunales ordinarios desaparezcan y sean sustituidos por Tribunales Arbitrales de Derecho Corporativo Global, privados y ajenos a la justicia tradicional. Para ello, se aplicarían cláusulas de protección de inversiones extranjeras 


 (ISDS), con capacidad para reclamar importantes cantidades en concepto de “lucro cesante” pedidos por un inversor a raíz de los obstáculos que se le haya puesto para desarrollar su actividad económica.
 
  
La negociación se produce con bastante opacidad entre la Unión Europea y los EE.UU. La Comisión europea tiene un mandato negociador que contiene información reservada. Sólo algunos eurodiputados no pueden acceder a él con móvil o cualquier dispositivo electrónico, lápiz ni papel. 
 
    Pese a su importancia, que puede suponer de facto una mutación constitucional desde un punto de vista de la “Constitución económica”, la Comisión Europea no quiere que se trate en los diferentes estados miembros, ya que teme que se rechace en algún estado a través de referéndum o por decisión en su congreso.

 
    Tratados similares han tenido consecuencias nefastas en otros países. Como ejemplos, se pueden citar a México, que dejó de ser el mayor exportador de maíz a nivel mundial, siendo las tierras adquiridas por grandes multinacionales estadounidense como Monsanto, líder mundial en transgénicos. El gobierno egipcio no pudo subir el salario mínimo ya que eso modificaría los beneficios que habían previsto las empresas de EEUU que habían invertido allí, y no podía enfrentarse en los tribunales arbitrales antes mencionados. Otro ejemplo de la gravedad de este acuerdo es Canadá, que lleva ya cuatro años sin realizar legislación social.

 
¿Cómo nos va a afectar?

 
•    El TTIP produciría una destrucción de empleos muy importante en todos los países europeos así como una pérdida anual de ingresos por trabajador, acompañado de un descenso en los ingresos tributarios y del PIB en todos los países miembros.

 
•    Aumentarán los recortes en derechos laborales. EE.UU. no ha ratificado hasta 70 convenios laborales distintos con la OIT, como los de inspección de trabajo, libertad sindical y discriminación, así como el de negociación colectiva.

 
•    TTIP incluirá los servicios públicos como un elemento más sujeto a su mercantilización a través de su privatización mediante estructuras de convergencia regulatoria y de derecho corporativo. Sanidad, Educación, Agua.

•    El TTIP plantea que los tribunales ordinarios desaparezcan y sean sustituidos por Tribunales Arbitrales de Derecho Corporativo Global, privados y ajenos a la justicia tradicional. Para ello, se aplicarían cláusulas de protección de inversiones extranjeras (ISDS), con capacidad para reclamar importantes cantidades en concepto de “lucro cesante” pedidos por un inversor a raíz de los obstáculos que se le haya puesto para desarrollar su actividad económica.

 
•    Alimentos, medicamentos y otros productos no se someterán a los controles sanitarios y de calidad actuales. Mientras en Europa se aplica el “principio de precaución”, que lleva a que no se apruebe ninguna sustancia mientras no se pruebe que no es nociva para la salud, en EE.UU. rige el “principio de riesgo” diametralmente distinto que permite autorizar sustancias mientras no se pruebe científicamente y fuera de toda duda que son nocivas. Comeremos alimentos con transgénicos, hormonas, cloro y un largo etcétera sin saberlo, ya actualmente están prohibidos en la UE, pero sí son legales en EEU. Además, se perderían las certificaciones de origen, muy importantes para los productores españoles.

 
•    El fracking tendrá vía libre. Esta técnica para extraer gas, tan dañina para la salud y el medio ambiente, se implantará con gran facilidad. Además importaremos este gas desde EEUU, lo que pondrá en riesgo los objetivos de la UE para frenar el cambio climático.

 
     Desde Participa han expresado su satisfacción ante el hecho de que Carmona se haya unido a la red de municipios contra el TTIP, ya que consideran el acuerdo dañino para las pequeñas y medianas empresas carmonenses, y esperan que tanto el Gobierno de la nación como las autoridades europeas escuchen esta demanda de la sociedad.

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